¿Garza o Galarza? ¿Cómo se llama la Yalitza?
- orel200639
- 1 abr
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Por: Gildo Garza
Con aires de importancia, como si una mano divina la hubiese tocado o la Rosa de Guadalupe le hubiera esculpido una historia digna de Televisa, aparece en escena la señorita que hoy funge —en turno y por encargo— como vocera moral del Voluntariado del DIF Reynosa, en una administración hundida en su propia incompetencia. Se pone los guantes, pero no para ayudar, sino para arremeter contra la ciudadanía reynosense, esa que se rascó con sus propias uñas mientras su alcalde huía a Londres y se declaraba “no localizable” durante las primeras 28 horas de la emergencia por las inundaciones. Prueba de ello es que ni siquiera asistió a la primera reunión encabezada por el gobernador del estado.

La señorita Galarza —o Garza, a estas alturas da igual— no salió de su escondite en McAllen hasta que su prometido, el lombriciento Carlos Peña, llegó a mojarse las Magellan repartiendo botellitas de agua, Coca-Cola y Doritos, justo donde la gente clamaba por bombas extractoras y colchones. Mientras tanto, ella navegaba en lancha con su suegra, la senadora Maki Ortiz, en un paseo por la catástrofe, admirando a su Adonis panzón como si se tratara de un safari político.

Hoy, esa misma figura pública —más ornamental que funcional— se atreve a levantar la voz contra quienes repartieron no solo despensas, sino también sudor, solidaridad y trabajo. Contra los que dejaron en ridículo a la estructura criminal gubernamental que ella defiende con tanto entusiasmo. Hoy, se enfrenta a quienes sí estuvieron cuando Reynosa se ahogaba… y no precisamente en Doritos.


La exedecán de Four Loko —marca de bebidas alcohólicas propiedad de Roberto Lee, líder de Movimiento Ciudadano en Tamaulipas— (¿qué negociaciones habrá entre MC y Maki?) demostró que no es más que una niña bocona, igual de corriente y pusilánime que su pareja, Carlos Peña, ese que prefiere atacar a la sociedad antes que rendirle cuentas.

Duele, sí. Duele la pobreza moral de quien cambia de nombre, se esconde tras poses y selfies, y se atreve a enfrentarse con una activista social como Luz Blázquez Hernández, reconocida por más del 75% de la ciudad, no por grilla, sino por hechos. Porque cuando Reynosa tenía el agua hasta el cuello, ella ya estaba en el lodo… mientras la Yalitza de ocasión se atragantaba con Coca y Doritos.

¿Qué esconde Garza, Galarza o como se llame? ¿Qué parte de su pasado protege la familia Peña Ortiz? No lo sabemos. Tampoco nos interesa.
Porque lo único claro es que a Reynosa le sobran edecanes… y le faltan líderes.
Los que siguen...
@GildoGarzaMx
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